Un trozo de tierra que habitar, una fugaz permanencia, un débil y distraído cuerpo y una minúscula conciencia y ya nos creemos dioses. Luego viene el tiempo y actúa sobre los seres y los borra una y otra vez y un buen día nos alcanza el olvido y también nosotros somos borrados como lo fueron otros.
Pobres y pequeños dioses aquellos, escribe el tiempo sobre las cosas.
Pero es necesaria una mirada profunda para percatarse de esto.
En definitiva, hay actos humanos que no son dignos de mención pero hay otras percepciones del mundo que no deben perecer y atraparlas para siempre es, justamente, la principal misión del artista.
© Elena Villamandos
Si se nos regalase la conciencia del fin del inicio, desde el comienzo del vivir, probablemente no tendríamos miedo a la llegada del olvido, creemos ser eternos, y en esa eternidad convencida irracionalmente, se forja un miedo escalofriante al pasar de los años.
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Sin duda alguna, es una reflexión muy interesante la que haces Vanessa, gracias por tu aportación.
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nuestra arquitectura mental se basa en el olvido constante. y al final la muerte que es olvido absoluto
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…..en el interim pasa una tarde em itapoa!…..
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Sí, aunque diría que el olvido es un hecho que trasciende al hombre, es un fenómeno que va más allá de cualquier arquitectura mental conocida e imaginada, más relacionado con la divinidad del universo. Gracias por tu interesante aportación jalbert.
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SI me permite ud yo añadiria que la divinidad del universo es la tela inconmensurable de espacio tiempo que no tiene moral, memoria,olvido…es en todo momento accion
puede entenderse como divino en su sentido estetico si ud quiere pero no se conmueve por nada. gracias
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